Otra mirada sobre PODEMOS
Debo
reconocer ante todos un terrible pecado: yo no he votado a Pablo
Iglesias (miradas desconfiadas se ciernen a mi alrededor) y es más, no
me termina de caer bien el chico (perdón, ahora debo esquivar alguna que
otra colleja). Pero si alguien tiene paciencia voy a hacer lo posible
por explicar lo que me ha llevado a escribir esto.
He
hecho el esfuerzo de leerme el programa electoral de la Plataforma
Podemos y debo reconocer que me ha gustado. Incluso me ha parecido muy
consecuente y es más, podría decir que estoy bastante de acuerdo con lo
que dice. Pero que nadie se haga ilusiones, si cualquiera de los
lectores se toma el esfuerzo de leer (valga la rebuznancia)
el programa electoral de cualquier partido, verá poco menos que un
paraíso en las lindes del futuro. El problema es que si no recuerdo mal,
en cierto programa electoral se hablaba de que España iba a salir de la
OTAN y en otro posterior que no se iban a subir los impuestos (como
tengo muy mala memoria sólo me acuerdo de esos, debe ser cosa de
supervivencia).
En
fin, que como todo en esta vida (bueno, todo no, que haya ganado el PP
las Elecciones Europeas seguido de cerca por el PSOE debería entrar en
las páginas del DSM… vamos, el vademécum de los psiquiatras) tiene su
parte positiva y su parte negativa. Por lo menos para mí, que soy el que
estoy escribiendo.
La parte positiva es básicamente el “hastaloscojonismo”
que tiene el personal. Que una formación que entra en último momento
se haga con los cinco escaños con los que se ha hecho no deja de ser un
logro. Cierto es que sus raíces se hunden en el 15-M que no nació junto
con la propia plataforma, pero aún así es un tiempo récord.
También
se podría aducir (y de hecho se hace) que Pablo Iglesias tenía casi
todos los días un tiempo en la tele (concretamente en Cuatro) para hacer
propaganda gratis. No deja de ser verdad, pero no es menos cierto (uy, parezco abogado) que los medios de comunicación no son precisamente independientes, y como ejemplo podríamos poner Telemadrid. Más proselitismo político que se hace en esa cadena (a la que podríamos añadir 13 TV, Intereconomía
o alguna otra que mi cerebro se niega a recordar) es complicado hacer y
sin embargo van y pierden votos. La vida es así de injusta.
La
susodicha plataforma es tachada de populista. No niego que se me ha
pasado por la cabeza eso (otra colleja me acaba de caer), pero ¿no es
populismo lo que dije antes de la OTAN
y del IVA? ¿no es populismo lo de que no pagaríamos los rescates
bancarios? ¿no es populismo lo de que la Justicia es igual para todos?
Eso le pasa por tener los ojos tapados en lugar de mirar bien. Si lo de
Podemos es populismo es indudable que queda al menos, más bonito y mejor
hilado.
También
se tacha a Iglesias de que si bien sus ideas pueden ser buenas, muchos
han tenido buenas ideas y luego han caído en ese caldo espeso de los
intereses, las posibilidades internacionales y las consecuencias y se
han echado atrás. Podría ser. Es más, creo que posiblemente lo sea, pero
aún no lo ha hecho. Ha firmado y hecho firmar un contrato mediante el
cual no cobran más de cierto dinero como Eurodiputados, no pueden estar
luego en altos cargos tipo ENDESA y similares y viajarán en turista. No
sé si lo harán, pero hasta ahora ningún otro grupo o partido se había
atrevido a hacer eso. No se puede negar que es un soplo de aire fresco
ante una población ahogada.
Ah,
se me olvidaba… Pablo Iglesias (al que le viene muy bien el nombre,
pero eso ha sido azar del destino) es licenciado en Ciencias Políticas y
sabe inglés e italiano. Puede parecer algo superfluo, pero pensemos en
qué sucedería si en lugar de un mecánico nuestro coche lo arreglara un zapatero, o –chiste fácil– si un Zapatero gobernara un país –ahora escucho risillas malévolas–.
Y con respecto a los idiomas… si escuchar a Rajoy hablar en español es
una prueba de esfuerzo, escucharle en inglés debe ser… bueno, imposible,
porque no sabe.
Y ahora los contras…
Amén
de los intereses creados y sin crear con los que se va a dar de bruces y
que le van a poner palos como postes telefónicos en las ruedas de sus
mejores intenciones, Pablo Iglesias ha puesto en varias ocasiones como
ejemplo a gobiernos y formas de gobernar como el venezolano y el cubano.
Lo siento, es cuestión de principios. Dictaduras no. Me
da igual el color que tengan. Nunca se debería poner como ejemplo una
dictadura (por muy acorde a ciertos puntos que le pueda parecer a
alguien) como estandarte en una bandera bañada de democracia. Una cosa
es que un dictador pueda llegar a cometer un terrible fallo y hacer algo
bien (lo del reloj parado que da la hora correcta dos veces al día),
pero eso no excusa poner su gobierno como ejemplo.
Y
otro de los grandes (para mí el peor) fallos que he visto en Pablo
Iglesias es que, muy a mi pesar, porque ya me hubiera gustado que no
fuera así, se zafa de preguntas comprometidas y comienza a actuar como
el resto de los políticos. Pongo el ejemplo más reciente (y he visto más
porque alguna que otra vez le he visto en la tele). Esta misma mañana
(estamos a 27 de mayo) un alumno de su clase de la universidad –Guillermo, si mal no recuerdo– le preguntaba que cómo iba a hacer para quitar las vallas que impiden la entrada a los inmigrantes marroquíes.
La respuesta fue que él estaba en contra de ellas, que había mucha
gente que se marchaba de España y que ese era el gran problema, que
aquello era inhumano y que ninguna persona merecía ser tratada con
vallas de cuchillas ni pelotas de goma en casos así. Totalmente de
acuerdo, pero varias horas después sigo esperando la respuesta… ¿cómo va
a hacer para quitar las vallas? En mi pueblo a eso se le llama salirse
por peteneras o irse por los cerros de Úbeda. Como en alguna otra
ocasión (a los archivos de Cuatro me remito) respondió algo que no le
estaban preguntando. Y lo siento, pero de eso estoy muy escarmentado.
Podría haber dicho
que dependía de la legalidad, de con quién estuviera tratando, del
entramado de las rejas o de los guantes que tuvieran los obreros al
quitarlas pero esa salida por la tangente, sinceramente, no me gustó.
En fin, independientemente de todo esto,
creo que el gran logro de Podemos es precisamente que ha hecho ver que
se pueden hacer cosas que parecían imposibles (lo de los cinco escaños
por ejemplo), que el bipartidismo o tripartidismo
se puede romper, que existe una ilusión todavía viva y sobre todo, lo
más llamativo es que casi todas las fuerzas políticas con cierto poder
le atacan. ¿Temen 16 escaños a 5 escaños? ¿Por qué? ¿Acaso sienten que
los de menos escaños tienen en cierta manera más fuerza que los de más?
Algo se mueve. Quizá no sea de la mejor manera, pero se mueve. Y se mueve de manera diferente.
Y
a lo mejor ha acertado al elegir el nombre de su plataforma, porque a
pesar de los acuerdos o los desacuerdos que albergue con Pablo Iglesias,
estoy convencido de que podemos. Y mucho más de lo que creemos… y más
nos vale.
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