El 2 de Mayo de 1989 un nuevo canal televisivo vio la luz,
Telemadrid. Por entonces ocupaba la presidencia de la comunidad madrileña
Joaquín Leguina, uno de esos muchos “socialistas” que podrían militar en el PP
sin que nadie se extrañara. Sin embargo, es justo endosarle a mi tocayo el
mérito de echar a rodar un proyecto social e importante como es, en su
concepción aunque no en su práctica, la creación de una televisión pública.
Unos añitos después, allá por el 95, el ahora ministro
gruñón y déspota Alberto Ruiz Gallardón,
ocupaba el sillón de la presidencia madrileña con unos aires de “buenrollismo”
y “modernura” que más tarde se verían (por la mayoría, pues otros ya avisaban
de la cara oculta) como un trampantojo electoral. Durante su gobierno ya se trató de privatizar
la cadena, pero el mejor presidente de la historia de la humanidad, Don José
María Aznar, impidió la operación…. ¡Eyyyy! ,Marhuenda, suelta ahora mismo
ese teclado!!!
Perdonen ustedes, he salido un momento al baño y el
sujetaescrotos de Marianín ha metido el cuezo en mi artículo. Para que no me
tachen de censor (pues ya saben que la derecha es muy dada a acusar a otros de
todo aquello que ellos practican con soltura) voy a dejar la frase perpetrada
por el ínclito director de La SinRazón, aunque eso sí, voy a dejarla subrayada,
para que no haya confusiones.
En parte es cierto lo que ha comenzado a narrar Marhuenda,
ya que el por entonces presidente del gobierno impidió la privatización del
ente público madrileño, aunque no por convicciones, como podrán imaginar, sino
por el posible trastorno electoral que podría traerle la privatización.
En lo que a contenido se refiere, hay que reconocerle a
Gallardón que durante su mandato la cadena era mucho más plural y atractiva de
lo que eran otros entes autonómicos por esas mismas fechas (dícese Canal Sur,
por ejemplo), aunque la cosa económica se les empezaba ya a ir de las manos,
dejando unos 80 millones en el debe de la televisión antes de ceder el báculo
presidencial a Esperanza Aguirre.
Y, como dice el título de la película, ¡Con ella llegó el
escándalo!
Esperancita (joder, qué poco tino tuvieron los padres con el
nombre) siempre tuvo claro que es una tontería mantener como público aquello
que pagaron los madrileños con sus impuestos cuando ahora se puede privatizar y
hacer que un grupito de amiguetes se hagan con una televisión completita por un
precio ganga.
Pero claro, ochenta millones (que aunque es mucho, en
comparación con otras deudas no es tanto) y una audiencia respetable no es una
buena carta de presentación ante los votantes cuando de convencer de las
bondades de la privatización se trata.
Por
ello, el equipo de “destructores” de Aguirre se pone manos a la obra en una
operación con dos vías de actuación simultánea. Por un lado convierten la cadena pública en
una televisión impúdica, en el que la manipulación de textos e imágenes se
convierte en el pan nuestro de cada día. Los Tertsch,
Curris y compañía se lucraban de la pública mientras trabajaban incansablemente
en su labor destructora. Y los informativos de la cadena se fueron
transformando en una parodia de sí mismos según iba intensificándose la labor
de propagandistas neocon, que acabó por poner a Telemadrid en el punto de mira
de lo kafkiano. El trabajo dio sus
frutos: La audiencia bajó del 17% en 2003 (cuando llega la lideresa) al 6,2 %
en 2011.
Un éxito absoluto. Aunque en la parte económica la grandeza de la
operación iba a alcanzar cotas inimaginables. Como decía anteriormente, la
deuda con la que se encontró el equipo de Aguirre en sus comienzos rondaba los
80 millones de euros. Pues bien, en 2011 la cifra alcanzó los ¡278 millones!.
Pero, ¿por dónde se fue todo ese dinero? ¿Por sobredimensionar la plantilla
como dicen “algunos”?. Rotundamente NO. La plantilla de la cadena sufrió un
tijeretazo de 2007 (1442 trabajadores) a 2011 (1175 trabajadores). Esos sí, la
plantilla de dirección de informativos no solo no sufrió recorte alguno, sino
que se vio aumentada en un 45%. Mientras
que los ingresos por publicidad caían desorbitadamente. En 2003 el 50% del
presupuesto lo cubría la publicidad, en 2011 el 27%.
Todas estas cifras y datos sirven para entender una operación que, en
palabras más coloquiales, podría resumirse así:
1-
Los madrileños pagan la puesta en marcha de una
televisión pública. Les cuesta un pastizal.
2-
La derecha llega al gobierno y ve la oportunidad
de expropiarle a los madrileños su dinero vendiéndoles que les hacen un favor.
3-
Para conseguir su propósito llevan a la cadena a
la bancarrota económica e imponen una televisión propagandística de extrema
derecha que prácticamente nadie quiere ver.
4-
Tratan de convencer a los madrileños de que
Telemadrid es un modelo insostenible, gracias a ellos (aunque eso no lo dicen)
5-
Privatizan la cadena, los 860 (aproximadamente)
trabajadores de la misma a la calle.
6-
Las indemnizaciones de estos trabajadores las
pagará la Comunidad de Madrid, o sea, LOS MADRILEÑOS.
7-
El grupito de amiguetes ya se está frotando las
patitas (es lo que tienen los insectos) ante el chollazo que supone la compra
de la cadena televisiva.
Pero lo peor de todo esto son las lágrimas derramadas hoy
por muchos de los ex trabajadores de Telemadrid. Han sido maltratados por su
propio gobierno y expulsados de un puesto de trabajo que les pertenecía por
oposición a muchos de ellos. La situación estaba siendo denunciada por gran
parte de la plantilla de la Televisión desde hace años. Y ahora, un juzgado
considera que el despido es improcedente pero no es nulo.
Hemos llegado a un punto peligroso. Algunos quieren cambiar
las reglas del juego a cada momento, según su conveniencia, y eso provocará que
otros hagan lo mismo, y después otros, y después otros, y después no habrá
reglas.
Hoy, 26 de Marzo de 2014 no es un día triste solo para los
trabajadores de Telemadrid, sino para todos aquellos que no quieran tolerar la
injusticia.