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lunes, 9 de septiembre de 2013

Manual para machotes. 9ª Entrega.





Hasta ahora, Conflictivo era un peligro más o menos moderado para aquel que se cruzara en su camino. Sin embargo, me temo que a partir de ahora el peligro aumenta y se extiende. Ya saben, el que avisa… es avisador.
La carta de hoy:

My apreciado editor,

El incidente en el aeropuerto me ha llevado a una conclusión inequívoca: viajar en avión se ha convertido en una peligrosa aventura que voy a tratar de evitar a toda costa a partir de ahora.  Para ello necesito una alternativa, y nada mejor que la independencia a la hora de moverse por ahí. 

Como ya te habrás imaginado, voy a sacarme el carnet de conducir. El teórico ya lo tengo aprobado. En la Autoescuela insistieron en que tenía que prepararme haciendo muchos “tes” y acudiendo a las clases, pero como yo sé (gracias a las instrucciones del “Manual”) que todo eso es un timo, me presenté por mi cuenta.

Lo aprobé fácilmente dándole el cambiazo a un gafotas con cara de listo que se había sentado a mi lado, por cierto, creo que él ha suspendido. Pobrecillo, a ver si estudia más.

El práctico, desgraciadamente, fue  mucho más complicado… y accidentado. Mi turno comenzó en la rotonda de Neptuno, en pleno centro de Madrid. En el coche íbamos el examinador detrás, el instructor a mi lado y yo:

·         Muy bien caballero, cuando esté preparado salimos. (dijo el examinador con cara de malas pulgas)
·         O.K, qué fácil (Abrí  la puerta y salí del vehículo. (El instructor salió tras de mí)
·         ¡¡¡¿Qué hace?!!! (dijo el instructor)
·         ¿Usted no sale?...(le dije al examinador)
·         Haga el favor de volver a subir al vehículo y dejarse de cachondeitos, no le paso ni una más (dijo el examinador desde dentro)
·         Bueno, a ver si se aclara (subí nuevamente). ¿Dónde le llevo?
·         Usted arranque y salga de la rotonda hacia Atocha, yo le iré indicando.

Recordé en ese momento las claras instrucciones del “Manual” acerca de cómo conduce un machote de verdad, y me dispuse a ponerlas en práctica. Me quité el cinturón de seguridad, metí primera y pisé el acelerador hasta el fondo….entre otras cosas, olvidé que el instructor aún no había subido.

Lo que no contaba el libro es que por lo visto hay que ir cambiando las marchas, al parecer el coche no lo hace solo. Ni tampoco explica cómo salir de una rotonda. El caso es que unos segundos después, ahí estábamos el examinador y yo dando vueltas a Neptuno una y otra vez, con el coche a toda pastilla haciendo un ruido ensordecedor y esquivando como podía al resto de vehículos…

·         ¡¡¡Pedazo de animal!!!, ¡¡¡Pare esto!!!

·         Eso quisiera yo (dije mientras desviaba la trayectoria hacia la carrera de San Gerónimo)
El tremendo ruido me estaba volviendo loco, así que fui tocando todos los botones y palancas para intentar atenuarlo. En el intento, accioné el limpiaparabrisas, puse las largas, conecté el mechero, activé la radio (sintonizaba Radio Olé), moví  los espejos, cambié de marcha sin pisar el embrague (¡¡¡¡Rrrrrrrasssssss!!!!), puse las antiniebla… El sonido que allí dentro había era más o menos así:

“…Iba yo de peregrina!!!,(radio)…RummmmRrrrrrraaassRuuuummmmRassss… (Motor y cambio de marcha)… Me cogiste de la mano… (Radio)…¡Me cago es sus muertosss!!! (examinador)… Diga el número al que quiere llamar (Manos libres)…Me subiste a caballo (radio) …¡Para, hijo de la gran puta!...(examinador)…¡Cántame, me dijiste cántame! (radio)…Por favor, repita el número (manos libres)…RUUUUUMMMMMM Raaaaassssss Rummmm RRRRRAS…(motor y cambio de marcha)….¡Mamooooooonnnnnn! (examinador)……….   PUM Crask PUN PIN CRASK CROSK PAMMM PUMMM (el coche empotrado en la puerta del congreso).

Salimos como pudimos de allí, arrastrándonos. Cinco minutos después, y gracias al mechero del coche que también había accionado, el vehículo comenzó a arder. 

Hubo un gran enfado por parte de todos, especialmente por parte del examinador, pero como trataba de explicarle mientras lo sujetaban dos enfermeros para ponerle un calmante, un pequeño error lo tiene cualquiera.

No me dijeron el resultado de la prueba, pero mi instinto me dice que me han suspendido. Tendré que intentarlo de nuevo, aunque quizás tenga que buscar una autoescuela.  Conducir no es difícil, pero claro, como se lo callan todo para ver si te pueden suspender y así sacarte la pasta… ¿Qué trabajo les hubiera costado decirme que tenía que cambiar de marcha?... En fin, vaya país, así nos va.

Continuará (o no)…

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