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jueves, 28 de noviembre de 2013

Marca Botella









Cuando los fascistas acusan de fascismo a todo aquel que le hace frente, y no pasa nada.
Cuando el gobernante miente sin pudor, y no pasa nada.
Cuando los corruptos se mofan de su actividad, y no pasa nada.
Cuando la justicia se vuelve opaca y maleable, y no pasa nada.
Cuando los cargos importantes son ocupados por los más necios y dañinos, y no pasa nada.
Cuando cortan las alas del provenir para prohibirte volar, y no pasa nada.
Cuando se normaliza la estupidez, y no pasa nada.


Cuando todo esto ocurre… acaba pasando algo.



La marca España, ese ente del que tanto hablan algunos como si fuera algo con lo que hemos convivido siempre, tiene en estos momentos un símbolo perfecto e incuestionable: Ana Botella.

La alcaldesa de Madrid, especialista en ocupar cargos utilizando puertas traseras, representa con rigor y nitidez el momento absurdo en el que se encuentra inmersa la sociedad española. Con su presencia y gestión (o como quiera que se llame eso que hace) demuestra día tras día que no es necesario disimular la ineptitud para ostentar la alcaldía más importante de España. Es más, sus poderosos adeptos nos bombardean a diario para convencernos de que lo que vemos no es lo que vemos, lo que oímos no es lo que oímos y lo que pensamos no es más que el producto de nuestra imaginación.

Víctimas de una campaña sin precedentes de “Luz de gas”, los españoles comienzan a dudar de sus sentidos. Ya nos tenían medio convencidos de que las ideologías habían muerto, cuando, de pronto y en un irrefrenable impulso de soberbia, nos encontramos inmersos en una empapante  lluvia de normalización de la imbecilidad.

Mientras el presidente del gobierno trata de averiguar si unas cuchillas cortan, un ministro cejudo inventa unas tasas para asegurar la gratuidad de la justicia, una inepta embustera inicia la destrucción del mejor sistema sanitario para universalizarlo  o  una retorcida ex presidenta madrileña nos explica que para evitar el desastre de la desregularización de los mercados lo que hay que hacer es desregularlos más, doña Ana, con un nivel de incompetencia en sangre muy superior al de sus compañeros, nos regala un par de lindezas dignas de enmarcar y exhibir en la mejor de las galerías de los horrores mentales. Ahí van:

·         “La huelga de limpieza, que ella provocó abandonando a su suerte a los trabajadores que de ella dependían, se ha solucionado gracias a la reforma laboral que permite que estos trabajadores acaben siendo despedidos, o con el sueldo cortado a tajo por el centro. Ese centro del que tanto presumían, antes”

·         “La ideología del PP, partido fundado por un franquista y que aglutina en sus filas a muchos extremistas de derechas, es la que ha traído el mayor progreso de la humanidad”

No voy a rebatir ninguno de los dos argumentos, es inútil tratar de explicar que el sol no es la luna y viceversa. Lo que sí quiero destacar es la capacidad innata de esta señora para lanzar incoherencias verbales por su boca sin que se le mueva un solo pelo del cardado. 

Es por ello por lo que la creo habilitada para representar a la marca España. Porque España, para la desgracia de una mayoría y el jolgorio de unos pocos, se ha convertido en un juego de mesa mutante. Durante la partida, un pequeño grupo de jugadores que parten con ventaja, gracias a inmerecidas herencias, ganan cuando ganan y cambian las reglas cuando les toca perder para de nuevo ganar.

Hasta aquí, desde un punto de vista mundial, todo está dentro de la habitual decadencia de los sistemas políticos de los países dominantes.  Lo novedoso, viene cuando los jugadores de la partida, acostumbrados a ganar desde pequeñitos sin demasiado esfuerzo (rectifico, sin ningún esfuerzo) se relajan tanto que acaban por olvidarse hasta de hacer las trampas correctamente.

¿Se imaginan a un trilero actuando con vasos transparentes?.  Es imposible no descubrir la trampa. Veríamos claramente que no hay bolita en ningunos de los tres vasos. Bien, pues esa es la situación actual, pero (rememorando mi infancia, les digo) no se vayan todavía, aún hay más. 

Llegados a este punto, el trilero, ya sea por vergüenza torera o por resguardar su integridad física, tendría que salir por patas. Pero en este caso no es así. Nuestros trileros no tienen ningún tipo de vergüenza, se han criado bajo el mandato divino de superioridad por derecho hereditario, y no están dispuestos a bajarse del pedestal. Y en lo que se refiere a la integridad física, por el momento, no temen un ataque masivo. 

Luego entonces, ¿Qué hacer?. Y ahí es donde comienza el novedoso sistema Made is Spain. Vamos a llevar la idiotización social a niveles nunca antes conocidos. Y para conseguirlo hay que comportarse como sólo un idiota sabe hacerlo, dando por lógico lo estúpido, dando por válido lo esperpéntico. 

Valle Inclán resucitado podría ganarse la vida como futurólogo.

Y aunque son muchos y muy buenos los aspirantes para desempeñar el puesto de símbolo nacional del esperpento, hay que reconocerle a nuestra Anita un don especial para dejarnos la mandíbula inferior incrustada en el subsuelo cada vez que saca a pasear la neurona.

Para finalizar, y no queriendo olvidarme del mérito que en esto tenemos los demás, quisiera recordar algo: las botellitas del mundo para nada servirían si no hay líquido que las llene. Y en este país, de líquido vamos sobrados.
Casi 18 millones en las últimas elecciones.


lunes, 25 de noviembre de 2013

Aspiro a perder mi nombre






Los verdaderos momentos de crisis, esos que nos llevan al borde del abismo, son la mejor oportunidad que tenemos para conseguir una vida mejor. Y tener una vida mejor, en el sentido mayúsculo de la expresión, significa crecer.

Seguro que más de uno aún recuerda aquellas etapas que surgían al traspasar la primera infancia en las que de pronto, y sin motivo aparente, caíamos enfermos. Poco tiempo después, los adultos de nuestro alrededor a los que hacía algún tiempo que no veíamos, nos descubrían para señalarnos cuanto habíamos crecido desde la última vez.

Y es que crecer, nos guste o no, siempre duele. El crecimiento implica subir a otra altura, y para ello, como si de un alpinista se tratara, se nos obliga a soltar lastre.

Vamos acumulando cosas en nuestra mochila que nos ayudan a sobrevivir en un tiempo y lugar concreto. Pero tarde o temprano, y por más que nos hayamos encariñado con ellas, nos vemos obligados a dejarlas tiradas en el camino, a prescindir de ellas, a abandonarlas, si lo que queremos es continuar con nuestra aventura y no quedarnos anclados en el viaje. No se puede andar mucho tiempo con una mochila demasiado cargada. Muchos lo intentaron y todos fracasan.

Permíteme contarte dos cuentos. Este es el primero:

“Vácuo era un pozo. Alrededor de él habitaban otros muchos agujeros. Unos profundos y llenos de agua, otros semicubiertos de tierra y flores.  Pero él no tenía nada de eso, y a pesar de no ser un pozo muy profundo, su interior había sido utilizado para arrojar basura.
La envidia y la tristeza llevaron a Vácuo a una situación de continua protesta contra su mala suerte. Se preocupaba más de maldecir aquello que los otros pozos tenían, que de intentar encontrar una solución a su penosa existencia.
La ira fue creciendo día tras día hasta dar paso a la más absoluta desesperación. Vencido por una angustia infinita, reunió todas las fuerzas que le quedaban para lanzar fuera de sí la basura que durante años había ido acumulando.
Tres días estuvo vomitando mierda, ante el asombro de sus compañeros, que veían como manaba la bazofia de aquel agujero triste, de aquel pozo sin valor.
Al comenzar el cuarto día,  Vácuo había soltado toda la basura de su interior.
Cuando volvió la mirada hacia sí mismo para tratar de ser compasivo con su propio vacio, quedó cegado por el resplandor. Algo intenso brillaba allí dentro. No tenía sensación de humedad, luego aquello no podía ser el reflejo del agua. Enfocó como pudo la mirada para sus adentros y descubrió que las paredes del fondo, de su fondo, estaban plagadas de oro.
El oro siempre había estado allí.”


Cuando llega la crisis, todo aquello que un día nos sirvió ha terminado por convertirse en basura y sólo tenemos dos caminos que tomar:

Uno, el de auto convencernos de que lo que nos fue útil en algún momento de nuestra vida puede seguir siéndolo y simplemente hay que esperar, sobrevivir como se pueda y quedarnos quietos en la seguridad que con el tiempo nos hemos ganado.

Dos, comenzar a expulsar todo, y digo TODO, lo que sobra. Nos iremos quedando vacios, poco a poco, hasta descubrir que es lo que realmente hay ahí dentro.


En esto no hay una contestación correcta y otra errada, lo siento. La única respuesta válida es la suya.



Para confundirlo un poco más, permítame contarle el segundo cuento:

“Aname llevaba años viajando por todo el mundo en busca de la verdad. Por fin, en un rincón perdido del planeta, encontró la puerta que conduce al templo de la sabiduría. Ésta, por supuesto, estaba cerrada.
Aname llamó golpeando con sus nudillos varias veces en la recia madera del portón.
·         ¿Quién es? – dijo una voz al otro lado-
·         Soy Aname
·         Aquí no estamos esperando a ningún Aname. ¡ Márchate!

Terriblemente decepcionado,  Aname pensó que había errado a la hora de dar la respuesta correcta. Aquello debía de tratarse de una prueba para comprobar su grado de sabiduría antes de dejarlo pasar. Probó otra vez.

·         ¿Quién es ahora?
·         Soy yo –dijo Aname-
·         Aquí ya somos demasiados, ¡Márchate!

La desesperación comenzaba a adueñarse de él. Probó una vez más.
·         ¿Quién es?
·         Soy Tu
·         Yo estoy aquí dentro, así que no necesito abrir para entrar. ¡Márchate, te digo!

Tantos años buscando aquel lugar no iban a servir para nada. Había pasado por todo tipo de calamidades en su viaje por el mundo tratando de encontrar aquel lugar, y ahora…
Aname cayó de rodillas y lloró como un niño cuando se dio cuenta de que nunca podría descubrir la clave para penetrar en el mundo de la sabiduría. Todo había sido inútil, su esfuerzo, su trabajo, su búsqueda incesante terminaba allí, en la puerta y sin poder pasar. 

Jamás se había sentido tan vacio. 

Se levantó con la cara aún empapada de lágrimas y toco la puerta una última vez antes de marcharse.

·         ¿Quién es?

Aname, completamente vencido, no se molestó en buscar una respuesta adecuada y simplemente dijo:

·         No lo sé

Y entonces las puertas de la sabiduría se abrieron  para dejarlo pasar.”


Evolucionar, desde el punto de vista de la Sociedad o del individuo, es siempre una apuesta arriesgada. Pero si no queremos hacerlo, si preferimos acurrucarnos en nuestra zona de confort para no perder nada de lo que tenemos, sólo hay que esperar, sin hacer nada, sin cambiar nada. A la espera de la siguiente crisis.


jueves, 21 de noviembre de 2013

Adiós Conflictivo, adiós. Fin del manual para machotes.









La última misiva que envió Conflictivo llegó hasta mí hace ya más de seis semanas. Decidí publicarla la semana pasada, a pesar del tiempo que había transcurrido sin que nuestro “héroe” diese señales de vida, con la esperanza de recibir un nuevo comunicado para poder continuar la historia.  Pero el tiempo pasaba y Conflictivo seguía sin manifestarse.

A pesar de las miserias que calza este singular personaje, he de reconocer que acaba uno cogiéndole cierto cariño, y que incluso, por momentos, llegué a preocuparme por él y por su repentina  pérdida de comunicación conmigo.

Buscando una respuesta, rebusqué entre los muchos papeles que conflictivo me envió (de los cuales unos fueron publicados y otros no) para tratar de hallar una forma de contactar con él. No lo conseguí, pero sí que logre hablar con su madre, Doña Sebosa Caridad. 
La mujer me explicó la razón por la cual su hijo ha desaparecido de forma repentina. Traducir esta historia a mis palabras me parecía una forma poco coherente de respetar el peculiar estilo con el que el señor Zángano nos narra sus vivencias, por lo que opté por entrevistar a su madre, y que sea ella la que se exprese con total libertad.

Con cierta pena, y alguna lágrima traidora, os dejo con la entrevista, plasmada literalmente, a la madre de nuestro desaparecido “amigo”.



10.15 A.M. La señora Sebosa me recibe en el cuarto menos aceitoso de su casa, la cocina. Algo desaliñada, pues se acaba de levantar, prepara un desayuno a base de lomo de cerdo y lingotazos de Wisky. Tras soplarse unos tragos, unos quince, comenzamos la entrevista.

P- Señora Sebosa, ¿por qué marcó la vida de su hijo con un nombre tan agorero?

S- Pos mire, hijo, no sé mu bien que palabros son esos que usted dice…pero si me pregunta por qué le dijimos al cura que inaugurara al niño con ese nombre… posss…no ma cuerdo mu bien, pero creo que fue su Tía Genocida, la hermana de mi difunto, la que lo eligió… a lo mojor por eso no paraba de descoñarse de risión el día del bauticio.

P- Bautizo

S- ¿el quién?

P- Digo que se dice Bautizo

S- Yo no conozco a ningún Bauticio

P-…Da igual, vayamos a otro asunto, ¿Cómo era la relación con su hijo?

S- En general bien, porque nos veíamos poco… eso sin, cuando nos veíamos nos discutiamos muncho, pero es que es mu tentaduro, como dizen usted lo intelectuales, el tío se tiró muncho, pero muncho tiempo ques que no salía paná del cuarto… paná

P- ¿Quiere decir que tuvo una pubertad complicada?

S- Uuuu, que va, que va, ni pensalo… yo animales no quería en casa, ni eso que uste dice ni perros ni ná de ná... Lo que tuvo fue un pavón desos inaguantables.

P- Supongo que eso ocurrió sobre los 15 años ¿no?

S- ¿Er cualo?¿lo del pavón?... que no, que no, queso fue hace un año a más o menos.

P- ¿Esto fue antes de encontrar el “Manual para machotes de verdad”?

S- Pos clario, ¿por qué se va a creer usted sino que yo le pusí en la cama el libro ese?

P- ¡Cómo!, ¿fue usted quien puso en su camino el libro?

S- ¡Qué no testas enterando!, ¡en la cama, se lo pusí en la cama!

P-… bueno, sí, pero lo que quiero decir es que…. da igual…dígame ¿de dónde lo sacó?

S- Pos mire usted, viendo yo lo torcio que se estaba quedando mi Confli, me dicí pa mis adentros: ¡Sebosa!... ya ha llegao el momento de que el niño empie a valora sus raíces propias

P- ¿Qué quiere decir?

S- ¡Quel librillo lo ha escribió su padre de mozuelo!... ¡Juntaletras, que no tas enterao de na!

P- Pero todos esos consejos…vamos a ver, su marido ¿escribió ese libro en clave humorística o era una especie de ensayo?

S- Ensayo, no, no, no….él me lo dio ya acabao del to… si es verdad que algunas veces no le daba gustillo lo que había escribió y lo tiraba pa la chimenea…pero vamos, que cuando me lo dio a mí estaba ya acabao. Y de humor mi difunto….poco….mu poco….vamos, na de na, el tío era más seco que un polvorón con pan

P- Entonces ¿podemos inferir que el libro narra las ideas de las experiencias que el padre de Conflictivo tuvo con el sexo opuesto a lo largo de su existencia?

S-…pos….no lo sé hijo….yo es que le presto atención a como suelta usted cosas por la boca…pero que no se me ponen bien en el celebro…¡qué nolo  entiendo, coño!

P- No se preocupe Doña Sebosa, luego se lo explico. Ahora dígame, hemos estado siguiendo las desventuras de Conflictivo desde hace algún tiempo, y nos temíamos que algo pudiera ocurrirle de un momento a otro, ¿sabe usted dónde está conflictivo?

S- Si, si…….si señor, si…….. (momento de tensión, me mantengo en silencio con la grabadora en la mano a la espera de una respuesta)…. ..........(diez minutos después)….(comencé a merendarme las uñas de las manos)

P- ¿Y bien?

S- ¿El cualo?

P- Le preguntaba que si sabe donde está…

S- Si, si, si señor, si lo sé

P- ¿Y me lo va a decir?...

S- Pos si usted quiere, yo se lo digo

P- (una vez consumidas las uñas de las manos me estaba planteando empezar con la de los pies) …. ¿Dónde está Conflictivo?

S- El mu cretino sa ido a “2$$6 (()/’’¡f4%&$···$&/&/(“   (esta conversación ha sido filtrada por los servicios de espionaje de los EEUU. Para evitar que después de leer esto tengamos que matarle, hemos decidido encriptar partes importantes del texto. Gracias por su colaboración, y recuerde que si no colabora es usted un terrorista)

P- ¡Pero, ¿Cómo es posible que se marchara hasta “2$$6 (()/’’¡f4%&$···$&/&/(“   (hola, somos los de la CIA otra vez… pues eso, que lo mismo que hemos dicho antes)

S- Asín es hijo, asín es…y to por culpa de una… a ver como li digo pa no se mu bruta…¡¡una asquerosa!!...que la Mariloli esa no ha acio ma que jugar con mi churumbel… que se la segio el juego pa aprovecharse de un macho joven y guapo como mi Confli… pa en luego…hala, a denunciarlo….que el pobre sa tenio que ir pa “2$$6 (()/’’¡f4%&$···$&/&/(“   (Que siiiiiiii, que seguimos siendo los de la CIA)

P- ¿Y cómo podrá mantenerse a partir de ahora? ¿Tiene algún trabajo allí?

S- Eso no vaze farta… como usted sabe mi niño tiene un coco, ¿Cómo dicen usted lo inteletuales?...ah, sí, ¡pravilejiao!... y ante de salí por patas se agarro unos sobres que encontró en el despacho de =)%%%·&%$ (esto también lo hemos encriptado por petición del gobierno español, para que usted nunca sepa que estaban hablando del despacho de Don Mariano)

P- Bueno…entonces, lo más importante… ¿está bien?

S- Bien no, porque bien noa estao nunca…pero vamo…que sa apaña mu bien… y lean dicio que mientras no abra la bocaza, aquí no ha pasao na

P- Por favor, dele usted recuerdos de nuestras parte… allá donde esté

S- ¿Se refiere usted a “2$$6 (()/’’¡f4%&$···$&/&/(“ 

domingo, 17 de noviembre de 2013

El pecado de una Siemens



Aquel viejo trasto estaba pidiendo a gritos su jubilación. Mientras trataba de relajarse viendo una película sobre la II Guerra Mundial, tema éste que le apasionaba desde niño, la tele volvió a hacer de la suyas.


Era una aparato pesado y corpulento. A diferencia de sus iguales contemporáneos, tenía una espalda exagerada, cheposa y negra, que le daba un aspecto de carga insoportable. Un barriga saliente, relajada, muy lejos del perfecto vientre plano que lucen ahora otras teles.


No había razón para mantenerla. Tenía el dinero suficiente para deshacerse de ella y sustituirla por una de última generación. De esas apaisadas que te permiten pasar del, al parecer, ya insuficiente mundo de las dos dimensiones, al mágico escenario invasivo del 3D. Además, recuperaría gran parte del espacio que ahora le roba su vieja Siemens.


Pero le daba pena. ¡Eran tantos años de mutua compañía!. ¿Cómo iba ahora a abandonarla por el simple hecho de que a uno de los dos se le estaba yendo la cabeza?. Porque eso era lo que pensaba de ella cuando, sin venir a cuento, le cambiaba de canal.


Aquella tarde volvió a hacerlo. Mientras veía la película “La lista de Schindler” en un canal de entretenimiento , se preguntaba como era posible que todo un pueblo, toda una nación, cientos, miles, incluso millones de personas, hubiesen consentido de forma activa u por omisión, que se cometieran todas aquellas barbaridades.


  “Más de doscientos fallecidos en el incendio del barco de Lampedusa…”      “¡Qué hija de puta!”. Gritó mientras buscaba ansiosamente el mando para cambiar de canal. “Ya me ha vuelto a hacer zapping la muy cabrona”.


Instantes después, el clack  clack de la maquina de escribir de aquel judío que ayudaba a Schindler a redactar sus listas, continuó con su musiquilla celestial, sonidos de la salvación a ritmo monótono.  Y mientras el hombre volvía a sumergirse en la historia, nuevas preguntas acudieron a su sesera: ¿Pero como puede alguien permanecer impasible cuando sabe algo como esto?... ¿se puede llegar a ser tan cobarde?, ¡qué asco, qué asco de alemanes!, ¿cómo pudieron degradarse tanto? …


“Según ha declaro el Ministro de Exteriores, las polémicas concertinas no tratan de dañar a nadie, tan solo salvaguardan la legitima seguridad del estado….”
¡Me cago en tus muertos”, dijo el hombre amenazando a su vieja compañera con lanzarle el mando. “¿Se puede saber qué carajo te pasa hoy?”, “Si me lo vuelves a repetir te lanzo por la ventana, ¿me has oído?, ¡por la ventana!”



Cambió nuevamente el canal y pudo seguir viendo la película. Pero el ajetreo que le impuso aquella tarde la vieja Siemens ya no le dejó volver a la normalidad. Una tormenta de imágenes y preguntas cruzaban a toda velocidad por su cabeza: ¿qué hubiera hecho yo de haber nacido en la Alemania Nazi?... ¿Hubiera dejado a los soldados llevarse a todas aquellas personas sabiendo que iban a matarlas?...¿Como se puede vivir sabiéndose cómplice de algo tan horrible?... ¿Héroe vivo o cobarde muerto?...¿héroe vivo o cobarde muerto?..........¿héroe vivo o cobarde….muerto?.

Aquella última cuestión le llenó de angustia. Comenzó a sudar por todas las partes de su cuerpo, las manos empapadas, las sienes perladas y bombeando como una maquina de vapor a todo trapo. Se sentía un poco mareado, un poco desconcertado y un mucho furioso.



“La muerte por tuberculosis del Senegalés al que se le denegó la atención sanitaria…”
El hombre dio un respingo al comprobar como su compañera le traicionaba en el momento en que más necesitaba de ella para calmarse. Respiró hondo, se levantó del sillón y dejó caer el mando. Ni siquiera se molestó esta vez en volver a cambiar de canal, ya no le interesaba la película.

Dio unos pasos hasta llegar a ella. La agarró de los lados con todas sus fuerzas y la arrancó de la pared, sin desenchufarla, para llevarla hasta la ventana y dejarla caer.



Dos semanas después, el hombre ve una divertida comedia americana que ofrecen por televisión. Se ha hecho con un pantallón extraplano de 47 pulgadas. Una nueva amiga que no rechista cuando su amo quiere ver esto u aquello. Obediente, como tiene que ser.


El hombre se siente satisfecho. Tiene lo que quiere, o cuanto menos, lo que cree que quiere. Y ello le hace sentir relativamente cómodo.  Pero, afortunadamente, este hombre es muy despistado, y no se percató de que el mando de su antigua Siemens quedó atrapado entre los blandos y acogedores cojines de su sillón. Gracias a ello, de vez en cuando, siente algunas molestias al sentarse frente a su televisor, provocadas siempre por los restos que dejó su vieja amiga.


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